“Ciudad maravillosa, llena de encantos mil”, canta Caetano Veloso en una de sus bossa novas más conocidas. Basta poner un pie en Rio de Janeiro para advertir que son mucho más de mil los encantos de esta ciudad, principal destino turístico de Brasil y uno de los más visitados en todo el planeta.
Popularmente denominada por su primer nombre, “Rio” se ubica en la costa sureste de Brasil, sobre la hermosa Bahía de Guanabara. Capital de estado de Rio de Janeiro, los portugueses llegaron a sus playas en 1502, convirtiéndola en la sede imperial. Rio fue la capital del país hasta la construcción de Brasilia en los años 60, pero aún hoy es considerada el “corazón de Brasil”, volviendo a citar la canción de Caetano. Con más de 6 millones de habitantes (denominados “cariocas”), Rio es la segunda ciudad más poblada de Brasil, solo superada por Sao Paulo.
El clima en Rio es tropical, con temperaturas agradables todo el año, incluso en invierno. El Carnaval y la Reveillon (Año Nuevo) son los eventos populares más multitudinarios de Rio y las épocas de mayor afluencia, aunque verdaderamente no existe una temporada que no sea alta en la ciudad. En verano hay que prepararse para afrontar altas temperaturas y algunos aguaceros.
Como epicentro del turismo mundial, Rio de Janeiro está conectado por vía aérea a los principales destinos nacionales e internacionales. Cuenta con dos aeropuertos grandes: el Galeão (Antonio Carlos Jobim), con vuelos que llegan de todo el mundo; y el Santos Dumont, para vuelos domésticos. Moverse en la ciudad es sencillo, gracias a una eficiente red de buses y metros que transportan al viajero a los principales sitios turísticos.
La zona sur de la ciudad es la más atractiva para el turista. Aquí se encuentran las afamadas playas de Ipanema y Copacabana, los elegantes barrios de Leblon y Flamengo, el mítico Corcovado y el panorámico Pan de Azúcar. La zona céntrica guarda los principales edificios históricos y centros financieros; aquí se encuentran los barrios de Santa Teresa y Lapa protagonistas de la escena nocturna y artística de la ciudad. Al este, el increíble Parque Nacional de Tijuca deslumbra con sus playas rodeadas por morros verdes. La zona norte no es tan frecuentada por el turismo, aunque tiene unos cuantos sitios de interés como el Estadio Maracaná o el Parque Quinta da Boa Vista.
Si bien los cariocas aprecian que el turista intente comunicarse en portugués, son muchos los que dominan otros idiomas, principalmente inglés y español. Los brasileños son hospitalarios por naturaleza, y Rio no es la excepción. En los hoteles, aeropuertos y oficinas turísticas hay a disposición abundante información en diversos idiomas, para que el turista pueda orientarse fácilmente.
Es cierto que, al igual que otras grandes metrópolis de América del Sur, Rio enfrenta problemas de seguridad y niveles preocupantes de violencia en las calles. Para no sufrir inconvenientes, es preciso prestar mucha atención a las pertenencias y no salir con objetos de valor. Se aconseja mantenerse en las zonas turísticas y evitar las calles solitarias. Aunque los tours por las favelas (los barrios más pobres de la ciudad) son un interesante atractivo cultural, solo se recomienda hacerlo con una operadora de confianza y guías conocedores del lugar. Es fundamental contar con una cobertura de viaje y salir con copia de los documentos, manteniendo los originales en el hotel.
La oferta de alojamiento es amplia, con opciones para todos los presupuestos. La mayor parte de los establecimientos se ubica en la zona Centro y Sur. Los hoteles más elegantes están en Copacabana, Arpoador, Ipanema y Leblon, mientras que en el Centro, Flamengo y Catete es posible encontrar opciones más económicas. Los viajeros jóvenes pueden elegir entre gran cantidad de albergues pensados para mochileros.