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El edificio en el que se encuentra es el palacio del Louvre, una construcción que data del siglo XII y que albergó a la realeza francesa hasta la construcción del palacio de Versalles, momento en que el Louvre se destinó a actividades científicas y artísticas. Abrió sus puertas como museo en 1793, durante la Revolución Francesa, y desde entonces se perfiló como una institución universal destinada a preservar y mostrar al mundo los tesoros artísticos más preciados de la corona francesa y las subsiguientes adquisiciones que hacen al rico patrimonio cultural francés.
La colección de piezas del Louvre asciende a 300 mil obras, de las cuales solamente 35 mil están a la vista atónita de sus más de seis millones de visitantes todos los años. Pinturas francesas y de todo el mundo, que representan épocas y culturas variadas pueden ser contempladas en el Louvre, todas ellas anteriores a la mitad del siglo XIX. El visitante deberá dirigirse a otros museos parisinos como el de Orsay o el Pompidou para contemplar piezas contemporáneas.
Importantes pinturas pertenecientes al patrimonio artístico mundial se exhiben en el Louvre, como la Venus de Milo de la Grecia antigua o la Virgen de las Rocas y la Gioconda de Leonardo da Vinci. Además el museo cuenta con importantes colecciones de esculturas y muebles.
Su entrada es inconfundible; una impresionante pirámide de cristal que, construida en 1989, constituye una de sus últimas remodelaciones. Su última actualización fue una ampliación recientemente inaugurada, para la cual se invirtieron más de 50 millones de euros.
El precio de la entrada es de 9 euros para visitar la exposición permanente y para el ingreso a las exposiciones temporales deben sumarse 6 euros al primer ticket. La entrada no tiene costo para discapacitados, estudiantes o menores de 18 años. Es también gratuita el primer domingo de cada mes y el 14 de julio (fecha en que se conmemora el aniversario de la toma de la Bastilla en Francia)